Los estudios demuestran que uno de cada tres diabéticos mayores de cincuenta años padece arteriopatía periférica o EAP. Y los que padecen neuropatía diabética corren el riesgo de pasar por alto los síntomas de la EAP si no se controlan ni se examinan.
Si la diabetes no se controla, aumentan los niveles de azúcar en sangre. El aumento del azúcar en sangre puede estrechar las paredes arteriales con la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias. En otras palabras, aterosclerosis. Esto provoca una mala circulación en los pies y las piernas, lo que puede irritar aún más los nervios ya dañados de los pacientes con neuropatía diabética.
La neuropatía diabética a menudo enmascara la EAP
La neuropatía, o daño nervioso (normalmente en las piernas), suele enmascarar los síntomas de la EAP. Los síntomas iniciales más frecuentes son dolor en la pantorrilla al caminar y fatiga muscular temprana de la pierna. Sin embargo, otros síntomas incluyen una sensación de frío en la parte inferior de la pierna o el pie, sobre todo en comparación con el otro lado. Por último, los síntomas también pueden incluir llagas en los dedos y los pies, o piernas que no se curan.
En otras palabras, los nervios dañados son incapaces de enviar las señales adecuadas al cerebro para que el paciente sepa que tiene problemas en las piernas. Esto puede retrasar el diagnóstico y la progresión de la arteriopatía periférica. A menudo, los diabéticos con neuropatía no son sometidos a pruebas de detección de la arteriopatía periférica, ya que no manifiestan ningún síntoma comúnmente asociado a la arteriopatía periférica.
Tratamiento endovascular de la EAP
Las intervenciones arteriales especializadas mínimamente invasivas pueden ayudar en los casos avanzados de EAP. Según el caso y su gravedad, las terapias pueden incluir:
- Angioplastia con balón: Esta terapia utiliza un globo para abrir un estrechamiento u obstrucción en una arteria. Realizada con un catéter especializado, esta técnica utiliza un globo alargado, o su punta, que se infla al entrar.
- Aterectomía: Este procedimiento elimina la acumulación de placa en las arterias. Este procedimiento utiliza catéteres especializados que tienen una función láser, o de trituración, para eliminar cualquier obstrucción en la arteria objetivo.
- Colocación de un stent: Si la angioplastia o la aterectomía no consiguen restablecer el flujo a través de una arteria, un stent, o tubo hecho de alambre metálico, mantiene abierto el vaso. Se trata de un implante permanente.
Cada uno de los procedimientos enumerados requiere una sedación moderada y un tiempo de recuperación mínimo. En comparación con la cirugía vascular, las intervenciones endovasculares evitan la necesidad de anestesia general. Eso significa que los pacientes tienen un periodo de recuperación más corto y menos complicaciones, lo que hace que sea una opción mejor para los pacientes frágiles que no pueden someterse a anestesia y cirugía.
Consecuencias de la EAP no tratada y cómo evitarlas
Las personas con diabetes tienen un riesgo importante de desarrollar heridas gangrenosas en los dedos y los pies, que pueden llevar a la amputación si no se tratan. Es fundamental comprender la conexión entre la EAP y la diabetes. El conocimiento de la conexión puede ayudar a reducir el riesgo de complicaciones.
La educación y la detección precoz son fundamentales para prevenir la arteriopatía periférica en los diabéticos. En ECCO nos esforzamos por educar a los pacientes y a la comunidad médica sobre los mayores riesgos asociados a la neuropatía diabética y la arteriopatía periférica.
En conclusión, si eres diabético y tienes neuropatía, habla con tu médico de atención primaria o podólogo sobre la detección de la arteriopatía periférica. Informa a tu médico de cualquier factor de riesgo adicional, como hipertensión, colesterol alto, obesidad, enfermedad arterial coronaria y accidente cerebrovascular previo.
La recomendación actual es un cribado anual de la arteriopatía periférica para los diabéticos con neuropatía. Llama a ECCO y concierta hoy mismo tu revisión.